domingo, 14 de febrero de 2010

La deuda social

Disculpen que estuve un tiempo sin escribir, pero he vuelto a la escritura y trataré de postear un artículo por semana (probablemente los lunes).

El tema que me compete hoy es la exclusión y deuda social con respecto a los jóvenes. Recientemente, salió publicado un artículo en el diario La Nación en donde Monseñor Casaretto, citando cifras de la Cepal, denunció que no estudian ni trabajan 900 mil chicos de 13 a 19 años.

Más allá de la cifra en sí misma (que puede ser más o menos) la falta de escolarización y desempleo crean un cocktail explosivo que sólo lleva a la exclusión social y por ende a la violencia, a los estupefacientes y a la pobreza, todas formas de violencia estructural. El chico que no va a la escuela y no puede conseguir trabajo es un chico marginalizado a la que la sociedad le ha dado la espalda y no le ha asegurado la mismas oportunidades que al resto de su edad.

Consecuentemente, un país con altas tasas de desempleo juvenil y de deserción escolar es un país profundamente injusto y no sólo en lo económico, sino es un país injusto socialmente que no promueve el bienestar general, una de las banderas del preámbulo de nuestra Constitución.

Mi pregunta entonces es la siguiente:

¿Cómo podemos abordar el desempleo juvenil y la finalización de la escuela secundaria? Creo que la respuesta a esta pregunta debe contener a cada uno de los actores de la sociedad en una alianza con el estado y las ONGs.

Una pregunta difícil que entre todos debemos contestar lo antes posible para saldar esta enorme DEUDA SOCIAL.

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